Recetas con caracoles

Receta de Caracoles a la Montañesa

Los caracoles a la montañesa, aparte de un exquisito manjar, son uno de los platos estrella de las Nochebuenas cántabras.

Así nos lo cuenta Joaquín Palazuelos en la página de El español

En Cantabria y en el País Vasco, la Navidad huele a caracoles. Y se siente ya en sus pueblos varias semanas antes, cuando las caminatas por los senderos y caminos con una bolsa en el brazo anticipan su llegada, antes incluso que la aparición de los turrones y demás dulces navideños en los estantes de los supermercados.

Los caracoles para consumo se pueden encontrar en cualquier época del año.

Nuestros productos abarcan los caracoles vivos en mallas de distintos pesos. Envasados cocidos al natural y guisados con nuestra exquisita salsa «Marnin»

Los caracoles vivos estás purgados y limpios. Listos para cocinarlos.

Utiliza en esta receta caracoles Marnin. ¡Calidad superior!

Ingredientes

  • Caracoles cocidos, 2 kilos.
  • Jamón, 150 g
  • Chorizo, 200 g
  • Panceta adobada y curada, 75 g
  • Cebollas, 4
  • Dientes de ajo, 4
  • Tomate triturado, 800 ml
  • Carne de pimiento choricero
  • Nueces
  • Cayenas
  • Comino
  • Laurel
  • Pan tostado (opcional)
  • Pimentón dulce
  • Pimentón picantes
  • Agua
  • Cebolla, puerro y zanahoria para cocer los caracoles
  • Sal
  • Vinagre
  • Aceite de oliva virgen extra

Elaboración

Pochamos la cebolla.

Picamos muy finamente los ajos y las cebollas y rehogamos en aceite de oliva con unas cayenas al gusto. Es importante que seamos comedidos con la cantidad de aceite, ya que luego añadiremos chorizo y panceta, que ya de por sí tienen mucha grasa, y ese exceso irá a nuestra salsa.

Pochamos bien las cebollas por lo menos durante 30 minutos, hasta que esté bien consumida.

Picamos el chorizo, la panceta y el jamón y continuamos preparando la base de la salsa.

Picamos el chorizo y la panceta en taquitos pequeños, que puedan introducirse en el interior del caracol y los añadimos al sofrito. Añadimos también una o dos hojas de laurel. Picamos también el jamón, pero lo reservamos, puesto que lo añadiremos al final.

Añadimos el tomate y reducimos. 

Cuando el chorizo y la panceta se hayan rehogado bien y hayan soltado su grasilla, añadimos un par de cucharadas de pulpa de pimiento choricero, una buena cucharada de pimentón dulce y otra de picante, cocinamos un instante y añadimos el tomate triturado.

Reducimos a fuego lento para que el tomate evapore el agua y se concentren los sabores.

Agregamos los caracoles y las nueces. 

En un mortero, majamos levemente las nueces para trocearlas en cachos más pequeños.

Añadimos los caracoles y las nueces y mezclamos con delicadeza, para que los caracoles se impregnen de todos los ingredientes. Añadimos un poco de agua, tapamos, y cocemos todo junto unos 20 minutos, para que se unifiquen todos los sabores.

Le damos los últimos toques a nuestros caracoles y servimos.

Con el guiso listo, hay a quien le gusta añadir un majado de un poco de pan frito o tostado para espesar la salsa y tener mayor cantidad de la misma, aunque yo no se lo suelo añadir. Lo que sí que hay que procurar es que la salsa no esté demasiado líquida pero a su vez esté lo suficientemente estirada para que haya la suficiente.

No hay que olvidar que la salsa es por muchos más valorada que el propio caracol, y el rechupeteo y el unte con el pan de esta salsa se tornan actos supremos para los fanáticos de estas preparaciones.

Antes de servir, añadimos el jamón picado (a mí personalmente me gusta más añadirlo al final y que no se cocine en exceso) y una cucharadita de comino, lo que le dará a nuestro caracoles un toque muy singular, pero que le va estupendamente. Probamos de picante y de sal, rectificando si fuera necesario, y servimos bien calientes en una tradicional cazuela de barro, si tenemos la suerte de contar con una.

Disponemos al lado unos palillos, un recipiente para dejar las cáscaras vacías y una buena barra de pan, con el objetivo de dejar el plato bien limpio.

Resultado final de la receta.

Este exquisito plato de caracoles a la Montañesa, y un buen vino de la comarca de Toro, Zamora, son el ¡matrimonio perfecto!.

¡Saludos cordiales y hasta la próxima receta!

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