Hay quien asegura que los caracoles pueden ser indigestos, pero este problema se debe a una mala limpieza, a los condimentos usados al cocinar, que pueden ser demasiado fuertes y a la alimentación del animal. Es verdad que los caracoles silvestres pueden provocar indigestiones y tener sabores extraños, puesto que su dieta en libertad es muy variada y puede incluir plantas y hongos con mal sabor para los humanos.
Ahora bien, los caracoles de granja no tienen este problema.
Nuestros caracoles van acompañados de un sello de trazabilidad y están sometidos a exhaustivos controles sanitarios.
La alimentación de estos animales es controlada minuciosamente en nuestra granja, por lo que, en la cría en cautividad, se consiguen ejemplares más grandes, con mejor sabor y garantías de sanidad, evitando malos sabores y posibles intoxicaciones.
Los caracoles de Marnin están purgados y perfectamente limpios y listos para utilizar en la cocina al gusto de cada uno.
Es importante reseñar que los caracoles en letargo, operculados, hibernados, eliminan los residuos antes de cerrar su concha, por lo que su carne no estará contaminada por malos sabores ni debería contener restos vegetales de origen peligroso.