Los caracoles de granja están mucho mejor y más valorados que los silvestres, y es lógico porque llevan sello de trazabilidad y han pasado todos los controles sanitarios que exigen las leyes del sector.
En nuestra granja, controlamos su alimentación minuciosamente, por lo que en la cría en cautividad, se consiguen ejemplares más grandes, con mejor sabor y garantías de sanidad, evitando malos sabores y posibles intoxicaciones.
Los caracoles de Marnin están purgados y perfectamente limpios y listos para utilizar en la cocina al gusto de cada uno.